domingo, 24 de noviembre de 2013

El primer rescate de España: en el siglo XVI.

La deuda de Carlos I.

Durante los 40 años de reinado de Carlos I, el pago de la deuda externa sumió a nuestro país en un déficit crónico del que solo nos saco una suspensión de pagos: el Imperio vivía por encima de sus posibilidades.

Un día de enero de 1556 el emperador Carlos daba a su hijo Felipe II la Corona de los Reinos Hispánicos, Sicilia y las Indias. Así Felipe II recibía un enorme imperio, capaz de colmar cualquier ambición pero con una deuda tan grande como el imperio mismo: un débito de casi 15 millones de ducados. Y esa era solo la cifra teórica porque los retrasos en el pago y las refinanciaciones la incrementaron todavía más.
Juana de Austria ya advirtió
del peligro, pero no la creyeron.
La joven hermana de Felipe, Juana de Austria, casi año y medio antes ya se había dado cuenta y escribía a su padre  un balance económico demoledor: "Está consumido y gastado casi todo lo que se puede sacar de rentas ordinarias, extraordinarias, bulas y subsidios, hasta el final de 1560". Es decir, ni seis años de ingresos, sin gastos, hubieran podido pagar toda la deuda acumulada. 
Felipe entonces tomó una decisión insólita: la suspensión de pagos, siempre intentando no perjudicar más de lo necesario a sus poderosos acreedores (a los que iba a necesitar más adelante).



Pero, ¿cómo había llegado la España de Carlos I a esta situación tan desesperada? 

Para responder a esto tenemos que irnos hasta Aquisgrán cuatro décadas atrás. El 20 de noviembre de 1520 el joven Carlos Consiguió añadir a sus títulos los de Rey de Roma y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, para lo que tuvo que vencer en una dura campaña electoral al rey Francisco I de Francia, Votaban pocas personas y había que saber ganarse su voto, y la manera más efectiva para ello el soborno.
El Emperador y sus ministros decidieron gastar 851.918 florines (monedas de oro) en esta campaña, el cual no obtuvieron del tesoro de Carlos ni de la Hacienda de sus reinos hispánicos, sino que se practicó una gran maniobra financiera: se habló con numerosos banqueros de diferentes nacionalidades y ciudades y también, aunque no de forma directa, participaron en las maniobras pecuniarias banqueros españoles.
Esta forma de financiación se convertiría en el reinado de Carlos en la técnica habitual, provocando un déficit crónico durante 40 años de reinado, en aumento década tras década.

Las dificultades para pagar los prestamos generados hasta entonces había provocado tiranteces con sus principales banqueros, que elevaron la voz por los incumplimientos e incluso dejaron de prestarle. El Emperador tenía que encontrar una solución, y además estaba muy presionado por los banqueros. El problema es que un préstamo cubría otro préstamo anterior impagado y se necesitaba desesperadamente todo el dinero que pudiera obtener en sus reinos españoles para poder ir pagando (o al menos trampeando) su enorme deuda. "Yo no podría sostenerme si no fuera por mis reinos de España" escribió el propio soberano a su hermano Felipe.

Fin del reinado de Carlos I.

Cuadro de Wilhelm Koller en el que muestra a Carlos I con el financiero
Fygger en Augsburgo en 1535.
¿Cuál era el sentimiento de los súbditos españoles ante tal situación?
Pues, lejos de ver el Imperio como un beneficio, repudiaban tener que ser los paganos de su grandeza. Un texto castellano de los primeros años del reinado de Carlos lo resume así:

"Las necesidades del Imperio y de otras tierras, que no son España ni están a ellas sujetas, no se podrían justamente pagar con lo de España, ni imponerlas a España; únicamente no tiñendo ellas para defenderse; y sobrando en Castilla, podríase decir que in subsudium se pudiere pedir, pero no tal que pusiese en necesidad a Castilla".

En la década 1532-1542, considerada la más gloriosa de su reinado, las cuentas del Imperio mostraron una mejora atribuible a las riquezas que llegaban de América, gracias a lo que el Emperador pudo prescindir de los prestamos de sus banqueros mas habituales.
Pero la situación empeoró debido a la guerra con Francia, las guerras luteranas... para entonces la credibilidad de Carlos V estaba mermada por sus reiterados impagos: los tipos de interés aumentaron de manera espectacular e incluso resultaba difícil conseguir un préstamo. Tras la Paz de las Religiones (o Paz de Augsburgo), Carlos V entro en un periodo de reflexión personal que le hizo abdicar.

Sucesión de Felipe II y suspensión de pagos.

 Con su abdicación, Carlos I hizo sucesor de su Corona y su deuda de al menos 15 millones de ducados a su hijo Felipe, lo que provocó que este cortara por lo sano y suspendiera los pagos en 1557, lo que significo un autentico escándalo internacional.
Fue la primera experiencia de impago por parte de un país, provocando la perdía de cantidades millonarias a banqueros y marco el camino a otros países que sufrían dificultades financieras, como Francia y Portugal, que imitarían esta solución.

Lo que Felipe II hizo en realidad fue diferir el pago de la deuda en el tiempo, de forma que cambio los prestamos por otros instrumentos más cómodos: los juros, y los juros perpetuos, en los que, a cambio de que el Reino nunca tenía que amortizar el capital principal entregado por los inversores, les pagaba a estos un interés más alto (superior al 10%) a perpetuidad. Además, el acreedor aceptaba perdonar una parte de lo que se le adeudaba para facilitar el cobro del resto.

Consecuencias del primer rescate de la historia.

Pese a que solventó en gran medida la envenenada herencia que le dejó su padre, Felipe II había desencadenado una crisis semejante a la del hundimiento de Lehman Brothers de 2008. Y dos años más tardes se encontraría con unas cantidades de deuda inasumibles que le haría declarar dos suspensiones de pagos más. 


Hoy podemos ver la importancia de la Economía en la Historia y como esta es mucho más económica de los que creemos. El dominio de la economía sobre la política es, probablemente, mas antiguo de lo que pensamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario